La triada ETP: enoturismo, territorio y patrimonio
- Cocó Malbec
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Uno de los principales cambios observados en las prácticas turísticas en los últimos años es el creciente interés por el turismo cultural. Uno de los pilares del mismo es, sin duda, el patrimonio[1]. Lejos de lo que pudiera pensarse, el patrimonio no es algo natural ni inmutable: se trata de una construcción social y como tal, constituye una categoría de valor derivada de las acciones de determinados actores, definida en función de sus intereses y recursos y (de)limitada por múltiples factores contingentes y heredados. Dado su carácter artificial, no es un proceso cerrado, sino que está sometido a continuos cambios. Al mismo tiempo, como bien ha señalado Prats (1998), el factor determinante que define lo que hoy entendemos por patrimonio es su carácter simbólico, su capacidad para representar simbólicamente una identidad[2].
Precisamente por su carácter de construcción social en permanente transformación, en las últimas décadas hemos asistido al nacimiento de una nueva concepción del patrimonio. Hoy, éste abarca e incluye no solamente lo material (como los monumentos y los objetos histórico-artísticos) sino también lo inmaterial (como las tradiciones), y no se limita a lo cultural, sino que presta especial atención a lo natural y, muy especialmente, al componente espacial y territorial.
De esta manera, esta nueva visión del patrimonio ha traído consigo una nueva mirada hacia el territorio, al considerar que éste constituye el resultado de la fusión de elementos construidos y naturales; elementos que a su vez pueden identificarse con una cultura o con una determinada forma de organización social.
En aquellos lugares de amplia continuidad cultural histórica, el territorio constituye -como bien ha señalado Ortega Valcárcel (1998), “una especie de palimpsesto…. un complejo heredado, de carácter histórico, del que disponemos como un legado de las sociedades precedentes en el devenir histórico. De ahí la posibilidad de contemplarlo como patrimonio”[3]. Eso significa que lo que hoy vemos en él -su entramado de caminos, su patrón de asentamiento poblacional, la disposición y la ordenación de los espacios productivos, los elementos simbólicos…- constituyen no sólo el reflejo de procesos socio-económicos, sino también de valores. Valores que, como señala Ortega Valcárcel (1998) “suponen, en muchas ocasiones, señas de identidad colectiva, capaces de aglutinar el sentimiento de pertenencia a una comunidad”[4].
El territorio aparece así como la base idónea a partir de la que pensar y entender el patrimonio. Y a su vez el patrimonio -en tanto que construcción social y herencia común- se convierte en uno de los elementos principales de la concepción del territorio y en uno de los elementos más visibles de la identificación y vinculación de una sociedad con su entorno[5].
Territorio y patrimonio constituyen elementos esenciales del enoturismo. En cierta manera, son las bases sobre las que éste reposa. Al mismo tiempo, el enoturismo tiene una incidencia directa sobre ellos pues implica poner en valor el patrimonio (vitivinícola) de un determinado territorio. Por esa razón, la puesta en marcha de planes y productos enoturisticos debe tener siempre en cuenta esos dos aspectos: el territorial y el patrimonial. Es precisamente la articulación y la (inter)conexión con esos dos elementos las que pueden hacer que el enoturismo se convierta en un verdadero motor de desarrollo socio-económico, especialmente en las zonas rurales.
[1] Etimológicamente, el término “patrimonio” deriva del latín patrimonium y hace referencia a la propiedad y transmisibilidad de los bienes recibidos de nuestros antepasados.
[2] Prats, L. (1998). El concepto de patrimonio cultural. Política y Sociedad, 27, 63-76.
[3] Ortega Valcárcel, J. (1998). El patrimonio territorial: El territorio como recurso cultural y económico. Ciudades, 4, 31-48. DOI https://doi.org/10.24197/ciudades.04.1998
[4] Ortega Valcárcel, J. (1998). El patrimonio territorial, 44.
[5] Martínez Yáñez, C. (2008). Patrimonialización del territorio y territorialización del patrimonio. Cuadernos De Arte De La Universidad De Granada, 39, 251–266.
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